Aunque no adoptó como expresión artística la ruptura que algunos
artistas de su tiempo proponían, siempre defendió a sus artífices frente
a sus numerosos detractores, considerando sus obras como
"experimentos imprescindibles para transmitir el sentir de la época, la
nueva manera de entender el arte". (3) Sin embargo, con el paso de los
años se quejaría de que "... tantos se apuntan a las modas que a veces
pienso que lo hacen porque no saben abordar bien una obra, carecen
de los conocimientos necesarios para expresar lo que desean y
producen una gran fealdad". (4)
Simonet eligió la libertad que le daba la incorporación de nuevos puntos
de vista y conocimientos, pero sin abandonar lo anterior. En cartas que
en su período de formación enviaba a sus padres escribiría: "el arte en
cada tiempo tiene que encontrar su evolución, pues distinto es el sentir
de los hombres que lo practica, pero no se puede dejar de conocer lo
que nos ha permitido llegar hasta donde estamos para poder crear" o
"todos los estilos me parecen válidos, siempre y cuando el artista se
reconozca en ellos con naturalidad, cuando le sirvan para llevar al
lienzo las experiencias que quiere mostrar. Pues creo que no otra cosa
es ser artista: poder dar forma a una emoción, a un sentimiento, y
transmitirlo". (5)
La Buenaventura (1899), Mº de Málaga
Derecho Marítimo (1909), Palacio Justicia de Barcelona
Recepción en La Huerta (1895), vivienda de Antonio Cánovas del Castillo, Presidencia del Gobierno
INTRODUCCIÓN