Al éxito de este cuadro hay que añadir el entusiasmo por el
atrevimiento de utilizar un cadáver auténtico como modelo,
poco frecuente en aquella época, como se verá reflejado en
los poemas que le dedicarán dos médicos, uno el italiano
dottor Cesare Ballabere y otro, el doctor español Joaquín
González Camacho, ambos entusiasmados con su trabajo.
La fama del lienzo traspasará las fronteras, siendo copiado
hasta la difícil identificación del original por innumerables
artistas europeos y americanos. Su hijo Bernardo, de viaje por
América en 1945, se asombrará de las numerosas
reproducciones que de él encuentra por allí y de la constante
preferencia que muestran por su copia los alumnos de las más
variadas escuelas. (28)
Como se señaló en la introducción, la obra también recibirá
numerosas críticas, las más, por tratar un tema “...así, con esa
frialdad científica” y otras “... tan ausente de españolismo en
la concepción del motivo y de la muerte”. (29)
La Ciudad de Málaga, en cuyo Museo de Málaga se encuentra
actualmente en depósito del Museo del Prado, lo considera
como una de sus obras mas preciadas.
Poema del médico italiano
Portada de libro
Cartel para Semana Cine Fantástico de Málaga, Abril 1998
CRONOLOGÍA 1891 / 92 - Pensionado en la Academia Española de Bellas Artes de Roma III / Obras para la Academia